
Fue una clara mañana, triste, somnolienta
En la marmórea taza reposa el agua muerta. Pero con la primera luz del alba vierte la fuente su monotonía que más que agua es oro. Y no calla la fuente, no se calla. Allá afuera cantando un ruiseñor que no hace sino desmerecer el rumor de la fuente, fuente que tiempo atrás fue frecuentada y que hoy reposa triste y escondida. ¿Y qué hacer con la fuente cuando acabe su lírico rumor de viölines, su encogido secreto? Sólo queda tirar de la cadena y a otra cosa.
(Digamos que fue ayer, de Mario Vega. 2021.)